Frente al conflicto, el silencio es una opción, una elección que oculta el miedo. Es fácil, no obliga al esfuerzo, es sencilla en su camino. Sin embargo, perfila un horizonte incierto, que sin capacidad de decisión, sitúa un futuro lleno de incógnitas. Poco a poco, el silencio necesita de más silencio para no afrontar distorsiones de realidades impuestas. Más tarde o más temprano, toneladas de polución sonora asaltan su intimidad hasta arrinconarlo en una amarga soledad. De nuevo, los ahora silencios necesitan de más silencio. Alrededor, quedan migajas de ingenuidad mientras los colores han ido perdiendo sus matices y la luz se ha tornado difusa y difícil. Todo, ahora es nada.